La Ruta del Diablo
(EXPEDICIÓN A TIERRA KUN KAAK)
Como siempre nuestras expediciones comienzan con una serie de sesiones de exposición de nuestros más profundos miedos y temores ... aunque nosotros les llamamos juntas de logística.
17 DE MARZO del 2003
“Dicen que está plagada de víboras y no se cuantos bichos más” “¿Cómo le vamos a hacer con el agua?” “Lobos...hay hasta lobos, yo no voy a dormir allá” “deja tu los lobos hay todo tipo de insectos ponzoñosos, arañas viudas negras y otros que ni siquiera están clasificados” “¿y el guía va a ir en bici también y si nos perdemos?” “Pos’ no seas wey nomás le das pa´ la playa” “¡Pos’ todo alrededor es playa idiota!” “¿alguien sabe poner intravenosas?”Todos estos temores de pesadilla fueron interrumpidos por un sonoro golpe en la mesa de la sala de juntas de la oficina del Pájaro (promotor de la idea), “¡A VER BOLA DE BISCOCHOS!” dijo Oscar Palacios Master Mind de la operación “la cosa va a estar así, salimos de Hermosillo a las 18:00 hacia Kino, llegamos a Kino y dejamos los carros en la casa de mi tío empacamos las cosas montamos las luces en las bicis y salimos de noche hasta Punta Chueca (pequeña villa Seri a 30 km al noroeste de Bahía Kino), dormimos en carpas, por la mañana muy temprano levantamos el campamento y atravesamos el Canal del Infiernillo (de ahí el nombre de la expedición) en kayaks, una vez en la Isla montaremos el campamento e iniciaremos la exploración en bicis, por la noche regresaremos al campamento y al día siguiente atravesaremos nuevamente el Canal del Infiernillo y regresaremos a Kino en las bicis para concluir con una CARNE ASADA Y CHEVE”.
Fue cuando Oscar mencionó esta última frase (carne asada y cheve) cuando los miembros del equipo empezaron a mostrar entusiasmo y una ola de murmullos se levantó en la sala.
Acordamos que la fecha de salida sería el 11 de Abril y que sería el Charlie Ruiz y Victoria (no, no es su novia, así se llama su bici), serían los comisionados para llevar a cabo las negociaciones con el Gobernador Seri para tramitar el permiso, y equipo de transporte necesario.
09 DE ABRIL
Rrriiinggg...rriinggg...”bueno...y además guapo...jejeje”...“¡bueno, bueno!, Sergio tenemos problemas...le habló el gobernador Seri al Charlie y le dijo que no nos va a poder asignar al guía porque van a tener otros eventos ¿cómo la ves?” ... “Plan B...mmm vamonos a Kino compramos un montón de cheve y carne y nos ponemos hasta las manitas”...”¡No wey! En serio” insistió Oscar sumamente mortificado...”calma, calma Plan C, no vamos y así evitamos que nos pique una víbora, una araña, ser comidos por un lobo o ya de plano ahogarnos”...”¡¡%$#/$/ Sergio te estoy hablando en serio cawn´!!”...”Ok...ok ...¿qué se te ocurre?”... “a ver que te parece esto...nos vamos a Kino, el Viernes por la noche hacemos un Nite Ride (paseo nocturno), dormimos en Kino y muy temprano enfilamos a Punta Chueca, vemos si alguien nos puede pasar, pasamos el día allá y regresamos por la tarde a Punta Chueca y pedaleando hasta Kino ¿cómo la ves?”...”¡Perfecto! se decreta como Plan D , pero insisto que el Plan B o el C eran mejores...”
11 DE ABRIL (EL MERO DIA)
¡¿Quien falta?! ...”a ver...””¡Mundo limón, Lobito Trujillo, Pájaro López Portillo, Malak Alrahim Moreno, Trek Palacios, Charlie Ruiz y Victoria, Guru Gary Calderón, Zaskar Vélez y X-Man Quiroz”...”Ok...parece que la manada está completa ¿qué nos falta?”... se oyeron varias voces...“¡carácter...talento...dinero...simpatía...suerte!”...”eso ya lo sabemos, pero me refiero a que nos falta para salir de aquí”...”ahhh...no pos´nomás gasolina”, pero todos volteamos a ver al Zaskar “Zaskar ¿no se te olvida nada?”...”no, no, ya vamonos”...”¿seguro, seguritito...?”...”mmmm....mmmm...¡¡¡¡MI CASCO!!!...llévenme por mi casco”...
Después de algunas otras paradas de rutina previas a la salida definitiva de la ciudad, nos encontrábamos camino a nuestra aventura, 4 carros y 9 aventureros con sus respectivas monturas.
Eran aproximadamente las 19:00 o 19:30 horas cuando llegamos al poblado Miguel Alemán, punto que casi divide el trayecto de Hermosillo a Kino a la mitad....en virtud de que haríamos una incursión nocturna por los alrededores montañosos de Kino, nos detuvimos a comprar una gran cantidad de ese líquido tan necesario y tan requerido por los deportistas de alto rendimiento, si ese que aporta calorías, electrolitos y relaja los músculos, CERVEZA.
Ya habíamos llegado tres vehículos, solo faltaba el de Oscar, “que raro, si no maneja tan despacio”...empezamos a insistir por el radio “Oscar...Oscar...adelante” , sin éxito, no obteníamos respuesta “Oscar...Oscar...adelante”, nada ...
Al llegar al poblado, Oscar bajo de su carro cabizbajo, cuando zaskar se me acerco y me dijo en voz baja “no es por preocuparte, pero que no traía el rack con las bicis en el techo?” ...cuando no las vi, ¡supe que mi peor pesadilla se había hecho realidad! “¡¿Qqqque, pasó Oscar?!” le pregunté “no se” me contestó.
El rack se desprendió del techo como a 120 km/h y ambas bicis la de Oscar que tenía una semana de comprada y la mía volaron por los aires estrellándose contra el pavimento. Mi asiento, un Selle Italia Oktavia, lucía completamente destruido, las condiciones de luz eran demasiado pobres para continuar una minuciosa inspección visual. Cual infortunado doliente de un moribundo, me resistía a retirarme de mi bicicleta, mis compañeros me consolaban y trataban de alejarme de ahí diciendo “no te preocupes, no es nada, todo va a estar bien”...”seguramente no pasó nada...es nomas el asiento”...”llegando a allá la revisamos en la luz”, mientras yo continuaba una necia inspección táctil del cuadro y componentes de mi montura. No podía creer lo que había pasado.
Varias manos me jalaron gentilmente y me condujeron hasta mi vehículo, después de uno que otro abrazo de condolencia, me subí al carro y continuamos la marcha.
Una vez en camino comencé a reconstruirme poco a poco, pensando que el accidente pudo haber sido peor, ¿qué tal su hubieran caído sobre otro vehículo y ocasionan un accidente con víctimas? ¿qué tal si un camión hubiera pasado por encima de ellas? ¿qué tal si no se hubieran dado cuenta de que se cayeron y se quedan tiradas?...
Después de haber repasado el ABC de la Terapia Racional Emotiva conmigo mismo, al llegar a nuestro primer destino me sentía mucho mejor, con más ánimo, reconstruido. Ya en la luz y ayudado por mis compañeros hicimos una inspección profunda al cuadro y componentes de la bici y de no ser por el asiento y un raspón en la parte trasera del stem (pieza que sostiene los cuernos), lo demás estaba intacto. La de Oscar corrió con un poco mejor de suerte que la mía, pues aunque también se maltrató el asiento solo fue el forro el que se rompió y algunos ligeros rasponcillos.
En estos momentos son en los que uno se da cuenta de muchas cosas sobre todo de lo importante que son los amigos y no solo por el hecho de lo que hagan por ti, sino porque realmente se preocupan por lo que te pasa. EL Charlie, le quitó el asiento a su bici y me lo cedió para la excursión de esa noche a costa de privarse el de ese placer y Sergio “El Rookie” Moreno hizo un viaje especial desde Hermosillo para entregarme un asiento y un poste con el propósito de que no me perdiera de la excursión. A todos, pero en particular a ellos dos ¡muchas gracias!
Una vez pasado el trago amargo, comenzamos a prepararnos para salir, instalamos las luces y nos colocamos toda la impedimenta encima, y salimos como a las 21:00 horas.
Aun sin las poderosas luces de nuestras bicis se podía ver el camino en un tono plateado gracias a la luz que reflejaba nuestro satélite natural, el cual lucía casi en pleno, el clima era más que perfecto, fresco sin ser frío, húmedo sin ser sofocante, la brisa dejaba un intenso y agradable aroma a mar.
Fueron aproximadamente 16 divertidos km de camino vecinal con subidas, bajadas, arena y permanente, durante los cuales abundaron las bromas, gritos de júbilo y una que otra mentada de madre. Sin contar que el Lobito Trujillo se fue de hocico casi al principio, estos 16 kilómetros se sucedieron sin mayor incidente.
De regreso cenamos “ligero”, pizzas, carne asada, atún, sardinas, granola, spam, maruchan, nutella, cebollas, tomates, papas fritas, chiles, todo por separado y en ese orden ¡A la madre, como da hambre el ejercicio!
Ya un poco más tranquila la jauría, decidimos que era un buen momento para ir a descansar, uno a uno fuimos encontrando un lugar para pasar la noche en espera de que esta pasara rápido y diera paso a las sorpresas que la Isla más grande de México tenía para nosotros.
12 DE ABRIL (DIA 2)
¡¡YA ES MUY TARDE, LEVÁNTENSE HUEVONES YA SON LAS 6:00!! La refinada voz del Pájaro nos sacó a más de tres de la fase de sueño profundo. Después de un rápido desayuno, empacamos lo que pudimos en nuestras mochilas, barras de granola, agua, chocolates, latas de atún, galletas y un sin número de etcéteras.
Comenzamos a pedalear como alrededor de las 7:30 de la mañana, las condiciones climáticas de ese día no podrían ser mejores, 21 o 22 °C, con un ligero viento del mar hacia tierra firme, sol brillante y con un día completito para gastarlo pedaleando.
Iniciamos la expedición 8 ciclistas y zaskar de staff, el se encargó de conducir el “Chero” (el Chero es la Cherokee del Charlie, quien por lo que se habrán dado cuenta tiene la manía de ponerle nombre a los objetos inanimados). Del Chero dependía nuestra sobre vivencia, pues estaba cargado con agua y comida y lo que es más importante de espacio para ciclistas y bicicletas en el EXTREMO CASO de que alguien lo quisiera utilizar debido al agotamiento, cansancio, calambres, fallas mecánicas o simplemente por hueva.
Eran aproximadamente 30 kms. los que nos separaban de Punta Chueca, hicimos un cálculo tomando en cuenta las condiciones actuales del terreno y la velocidad promedio y coincidimos que en aproximadamente 2:00 horas estaríamos llegando al poblado Seri. Aproximadamente a las 10:00 de la mañana.
Como suele suceder, la naturaleza nos empezó a jugar una serie de pequeñas bromitas, para empezar nos puso enfrente una subidita como de 16 km de largo, atascada de arena y permanente, los que sobrevivimos a esa subida pudimos disfrutar de una preciosa vista, desde lo alto, de la Isla y la zona del estero de Santa Rosa y sobre todo de una bajada, desafortunadamente menos larga que la subida, pero aun así lo suficiente benévola como para permitirnos reponernos del esfuerzo.
El calor comenzó a hacerse más intenso, creo que estaríamos alrededor de los 30 o 32°C, las pequeñas “ondas” de tierra que se hacen en el camino como resultado de la erosión del viento y el tránsito de los carros nos hacían cada vez más difícil el continuar fluidamente, de cuando en cuando nuestra respiración se veía interrumpida por la estela de polvo y tierra que dejaban los carros de algunos Seris que se dirigían o se retiraban de Punta Chueca.
Después de dos horas y media, una ponchadura, dos roturas de cadena y un desviador en mal estado... “¡¡AHÍ ESTA!! ... Ya llegamos” aproximadamente tres kilómetros adelante se veía un pequeño poblado a la orilla del mar, Punta Chueca...
Entramos al pueblo e inmediatamente encontramos un pequeño abarrotes al cual entramos en tropel en busca de algo fresco, líquido y azucarado.
Al salir de la tienda nos esperaba un comité de bienvenida conformado por aproximadamente 5 ó 6 indias Seris ataviadas a su usanza cargadas de collares, figuras de palofierro y otras artesanías, amén de un sin fin de mocosos que se arremolinaban alrededor de nuestras bicicletas.
El Pájaro dijo “A ver doñas denle un collar a cada uno de estos cawnes, así como le hacen a uno cuando llega a Hawai” ni tardas ni perezosas las doñitas procedieron a encasquetarnos a cada uno un collar de conchas y huesos de tiburón, mismos que tuvimos que pagar constantes y sonantes, cuando recibían el fruto de su venta nos decían “Aha tipde, aha tipde señor” (muchas gracias, muchas gracias señor en Seri).
“Oiga doñita ¿quién nos podrá pasar a la Isla?” ...”venimos desde Hermosillo”...en un español con un acento extraño contestó...”Ernesto Molina, los puede llevar, el tiene lancha, el lleva gente pa´ la Isla” “¿Dónde lo podemos encontrar?...”Es ese que va pasando por enfrente...ese de la camisa verde”, hablando del rey de Roma y el que se asoma, por increíble que parezca en ese momento Ernesto Molina pasaba por enfrente del abarrotes. “¡Ernesto, Ernesto!” gritamos al oírnos el se detuvo y nos vio impasible, se acercó a nosotros y le expusimos la situación y nuestro deseo.
“Si, yo tengo lancha y soy guía autorizado yo los puedo llevar” dijo, también con ese acento que denotaba que solo utilizaba el español para comunicarse con los forasteros. Después de una ligera negociación, se acordaron los términos bajo los cuales nos llevaría a la isla, en primer lugar descartó la posibilidad de que cruzáramos en kayak, no por lo peligroso, pues el canal del infiernillo ese día no hacia honor a su nombre, sus aguas lucían como espejo, casi inmóviles, sus motivos eran otros “Yo los puedo llevar a un lugar donde pueden andar por un camino y llegar a un cañón donde nace agua, un aguaje, pero no podrán llegar en esas lanchitas que traen, mejor los llevo en la panga” , después de la pela que nos pegamos en la travesía de Kino a Punta Chueca, todos estuvimos de acuerdo y procedimos a hacer los arreglos para abordar.
Subimos primero las bicicletas, después la impedimenta y por último con miles de trabajos para poder acomodarnos entre aquel caos de equipo, nosotros, ya que estábamos todos arriba, acomodados, Ernesto, siempre impasible dice “Hay que empujar la panga”...y ahí vamos todos para abajo.
Dejamos Punta Chueca entre gritos de júbilo y señas de triunfo, la Isla frente a nosotros nos esperaba con los brazos abiertos, después de aproximadamente 35 minutos de transporte marítimo atracamos en una playa en la cara Este de la Isla. Procedimos a bajar toda la impedimenta y las bicis, eran aproximadamente las 11:00 de la mañana.
Acompañados de Ernesto caminamos por la playa hacia el Oeste, hacia el interior de la isla, hasta que dejó de haber arena y el terreno se mostró más compacto, ahí apareció un camino, el cual perpendicularmente se encontraba con otro, “sigan este camino, como a 6 kilómetros se van a encontrar con una curva y un letrero ahí es Puerto Español, es una playa que usaban los piratas españoles para hacer un recuento de sus botines, van a dar vuelta hacia el Oeste y seguirán como 5 kilómetros más ahí encontrarán un cañón sigan el cañón y encontrarán el aguaje” dijo Ernesto “procuren no salirse del camino, no recojan nada, ni piedras, ni matas, ni quemen leña”...continuó...”¡a chinga, chinga!, ¿que hay muchos bichos peligrosos?...”no, impacto ambiental, tenemos que cuidar la Isla”...”no tiene pierde si siguen el camino, yo voy a regresar a las 4:00 por ustedes”.
Aunque podíamos ver el continente al Este, sentíamos como si estuviéramos en otro mundo y la verdad es que es un poco otro mundo, pues los miles de años que ha pasado alejada de tierra firme ha provocado que las especies que la habitan, sobre todo las vegetales, desarrollen algunas características especiales y diferentes de sus parientes del continente, en el caso de la vegetación, las especies que crecen en la isla son de talla más grande que las de tierra firme.
Después de aproximadamente 15 o 20 minutos, encontramos un letrero en tres idiomas, español, inglés y seri, indicando que habíamos llegado a Puerto Español y que deberíamos de respetar tanto a las especies animadas como a las inanimadas de la isla, el letrero indicaba que no deberíamos de mover nada, incluyendo piedras, restos de animales o plantas. Aunque se antoja desierta, los rastros en la arena del camino delatan a un sin fin de habitantes, raptores, como es el caso del clásico patrón de la víbora de cascabel de cuernitos (side winder), los cuales parecen “eses” dibujadas en el camino, un montón de patas y colas de toda suerte de lagartijas, patas de roedores e incluso de animales de pezuña, como lo son el venado cola blanca y el venado bura.
Después de una prolongada sesión de fotografías, donde todos posamos, con casco, sin casco, con bici, sin bici, de ladito, de frente, hincados, parados, etc. Proseguimos nuestro camino hacia el cañón. El sol empezaba a ensañarse un poco, aunque la temperatura ambiental no era muy alta el ejercicio y la prolongada exposición al astro rey comenzaba a hacer mella en nuestros cuerpos y ánimos, el camino de graba nos llevaba de subida, una subida muy ligera pero constante y larga. Aproximadamente como a las 13:00 hrs. Llegamos al segundo letrero, también en los tres idiomas mencionados anteriormente, el cual indicaba a los exploradores que ahí empezaba un recorrido que los llevaría hasta el ojo de agua.
Por increíble que parezca, ahí en donde estábamos escuchábamos la voz de Ernesto por el radio fuerte y claro, siendo que el se regresó a Punta Checa a esperar que se cumpliera la hora de la cita, “¿Dónde están?” preguntó…“Ernesto, estamos en el segundo letrero…¿Qué hacemos?” preguntamos…”¿Ya están en el cañón? Pueden ver las higueras que están a la orilla del cañón?” volteamos a nuestra izquierda y en efecto se veían dos enormes árboles como de 15 metros justo al borde de un profundo barranco…”Así es Ernesto, vemos las higueras” … “Muy bien, van a seguir un poco para enfrente y verán un camino que sale a la derecha, síganlo hasta donde puedan en las bicicletas y después van a tener que dejarlas pues tendrán que subir por un cañón cerrado, ahí donde vean unos carrizos, ahí está el agua”…dijo…”Ok enterados, seguiremos tus indicaciones”…
Después de dar mil vueltas, explorar algunas cuevas, llegamos (solo algunos) al ojo de agua, es increíble cuanta vida puede soportar un mísera cantidad de agua dulce, lo que brotaba de las piedras era solo un hilo de humedad que hacía un pequeño charco en el cual se arremolinaban una gran cantidad de insectos compitiendo por el vital líquido, sin embargo, toda la vegetación de alrededor era de un color verde intenso y el follaje era más tupido, realmente ahí se podía percibir el misterio y la maravilla de la vida y la supervivencia.
Aprovechamos el momento para degustar algunas de las exquisitas viandas que portábamos en nuestras mochilas y así reincorporar los nutrientes y sobre todo los hidratos de carbono consumidos por nuestros cuerpos tan necesarios en este tipo de jornadas.
En los radios se escuchó “Tremos…Tremos…adelante…ya son la 3:00 hay que empezar el regreso, pues Ernesto nos va a recoger a las 4:00”, nos reagrupamos a la entrada del cañón e iniciamos el regreso, yo me resistía a irme tan rápido de ese precioso lugar así que fui de los últimos en salir del cañón al llegar a las higueras desmonté y me dispuse a reparar mi llanta delantera la cual perdió la batalla contra el sin fin de espinas y material cortante del camino, Momentos después me alcanzaron el Trek Palacios y Malak Moreno, “¿Qué te pasó loco?” …”pos’ me ponche” conteste…”¿traes todo?”…”préstame una cámara para arreglarla más rápido y ya con eso la hago, váyanse yendo ahorita los alcanzo”…”¿Estas seguro, no te irá a violar un coyote?”, preguntaron preocupados “solo que sea el coyote cojo de las nalgas pintas… nombre, no me pasa nada”…contesté “Ok, nos vamos a ir despacio para que nos alcances”…”Sale pues”.
En cuestión de segundos se perdió todo el rastro de ellos y comencé a oír toda suerte de ruidos, cantos de aves que nunca había escuchado, el sonido que hacía el viento al chocar contra las ramas de cada árbol era distinto, era como si los árboles se comunicaran a través de este, pequeños animales que rondaban a mi alrededor preguntándose, tal vez, que tipo de animal sería yo, dejé de trabajar en mi llanta y me quedé absorto viendo a mi alrededor en un profundo estado de contemplación, lo único que me hacía pensar en regresar a la ciudad, era mi familia.
El llamado del radio me sacó abruptamente del estado en el que me encontraba, “Quiroz, Quiroz...adelante ¿estas bien?”... “Afirmativo, afirmativo, ya casi termino”, conteste y rápidamente procedí a arreglar mi llanta.
Monté la llanta y partí a toda velocidad con el fin de alcanzar al grupo, afortunadamente el regreso fue mucho más rápido antes de llegar a Puerto español rebasé a Malak y al Trek. Llevaba si acaso un kilómetro cuando escuche por el radio “Tremos, adelante, Malak reportando un desviador averiado, me es imposible continuar, cambio”. Al recibir la señal yo era el más cercano a Malak, así que sin más di media vuelta y fui al encuentro de mi desafortunado compadre.
El desviador era una verdadera desgracia, aun antes de que mi compadre tratara de “arreglarlo” con una piedra, “vamos a tener que extirparle el desviador, o sea hacer una desviadorctomía ¿cómo la ve compadre?”...”¿le va a doler mucho?”...”Mmno compadre ni se va a dar cuenta”...”¡sale pues!”
Cortamos la cadena y evitando el desviador conectamos directamente la estrella número 2 del crank con la número tres del casete, de esa forma quedo eliminada de forma definitiva la posibilidad de hacer cambios en la transmisión, pero podría continuar y terminar por lo menos los 5 o 6 kilómetros que nos separaban del punto de reunión.
Después de un rato llegamos a la panga un poco antes de la hora acordada. Si bien es cierto que era temprano (antes de las 4:00 pm), aún nos faltaban 30 kilómetros de arduo camino de regreso a Bahía de Kino (hasta ese momento nuestras computadoras marcaban 50 km de recorrido) y la verdad así como que mucho espíritu no había.
Afortunadamente Ernesto accedió a llevarnos a Kino si nosotros comprábamos la gasolina, “!!No se diga más vámonos en la panga!!”. Primero llegamos a Punta Chueca a dejar al la parte del equipo que retornaría por tierra en el Chero, cargar gasolina y sobre todo y lo más importante ¡¡A COMPRAR UNOS SODONES BIEN HELADOS!!
Ya una vez con combustible y todo listo, no podíamos zarpar, pues El Mundo Limón no aparecía por ningún lado, después de un rato apareció con un galón de plástico, unos platitos desechables, una botella de salsa y un puño de limones, ¡¡traía como dos kilos de cayo de hacha!!. Aunque el trayecto de Punta Chueca a Kino al principio estuvo un poco sacudido, pues tuvimos el oleaje de frente, solo el Pájaro se veía mortificado, pues los demás veníamos demasiado ocupados engullendo los cayos que el Mundo amablemente nos compró.
Kino es una bahía mas o menos activa en términos de deportes acuáticos y es común ver que la gente que llega a la playa en sea doos, jet skis, veleros, catamaranes, kayaks o hasta en surf boards, pero ... ¡en bicicletas!, estoy seguro que fuimos un espectáculo insólito para los bañistas que nos vieron llegar del mar en una panga llena de bicis.
Estábamos de regreso como a las 5:00 o 5:30 de la tarde, el Charlie y yo nos dedicamos a hacer un bay watch en kayaks con el fin de agotarnos al máximo y dormir profundamente...jaja, no sabíamos lo que nos esperaba.
Ya todos bañados y cambiados decidimos irnos a cenar a un restaurantes, donde cenamos como reyes mariscos de todos tipos, camarones, almejas, filetes de pescado, langosta no porque no había, vino, cerveza y lo más importante, como nos gusta. No, no me refiero a rico, fresco, rápido, variado...sino ¡GRATIS!, no nos cobraron y no hicimos trampa de ningún tipo ni fraude, no, ni dios lo quiera. Confirmamos que cuando uno dice la verdad las cosas salen mejor, lo único que dijimos fue “queremos cenar pero no traemos dinero” y ¿qué creen que nos dijeron? “A por eso no se preocupen, pidan lo que quieran y después pasamos a cobrarles a Hermosillo”, cosa que hasta ahora no ha sucedido. Y así empezó aquel bacanal.
La mitad de los asistentes los nos retiramos temprano, pues el Domingo queríamos ir a arponear, a pescar, o solo descansar en la playa. Sin embargo, eran como las 10:00 de la noche cuando el último de los éxitos de Lorenzo de Monteclaro como a 250 decibeles (o sea a todo volumen) sacudió la casa, iba llegando la segunda parte del equipo con ganas de seguirla. El Pájaro era quien lideraba la revuelta e intentó por múltiples medios levantarnos a los que ya estábamos en posición horizontal, sin éxito, afuera se oían voces del Zaskar, el Lobito, el Trek y los gritos del Pájaro que decía “¡soy un atleta de alto rendimiento, puedo dormir 3 horas en cinco días!”
Durante aproximadamente 4 horas escuchamos los más grandes éxitos de los iconos de la canción folklórica contemporánea, como son Los Norteños del Sur, Chonita la del Barrio, el hijo de Lorenzo de Monteclaro, entre otros. Afortunadamente, el alcohol y el cansancio surtieron efecto y uno a uno fueron cayendo en sus lechos dispuestos a pernoctar...reinó la calma y el silencio ¡bendito descanso!
El Sol se asomó por el oriente temprano y cual si fuéramos pollos, la luz nos hizo abrir los ojos, a pesar de la desvelada el sueño fue reparador y nos dispusimos a cerrar con broche de oro ese fin de semana. Charlie, Malack, Lobito y yo, nos fuimos a pescar y arponear, de los demás ya no supimos. Después disfrutar del mar unas 4 horas, decidimos emprender el regreso a casa.
Después de limpiar y subir todas las cosas al Chero, partimos hacia la casa para empacar lo que faltaba. Al llegar al tope de la última subida el Charlie paró el carro y sacó la cámara fotográfica “voy a tomar una buena foto de este lugar”, dijo, trepó un poco más por el cerro y disparó el obturador varias veces “¡Listo! Ahora si ya vamonos” ... ¿a dónde? Cuando giró la llave para encender el motor lo único que se oyó fue el ruido de las llaves al chocar unas con otras, “¡A chinga, chinga...! ¿pos’ que paso?”...después de varios intentos fallidos, comprendimos que al Chero nomás no le iba a dar la gana prender.
“¿Y ahora que hacemos?”...”Vamos a arreglarlo”...después de tratar de “arreglarlo” con la clásica piedrita, moviéndole los cables y observando cuidadosamente la maraña de mangueras y fierros, decidimos, mejor, buscar otra alternativa. “Lo bueno es que pa’ donde vamos es pura bajada, lo empujaremos y vemos hasta donde llegamos”...”Pues sale lo empujamos”, en efecto empujamos hasta que la gravedad nos empezó a ayudar, momentos después el Charlie frenaba tanto con el pié como con el de mano con el fin de que el noble Chero no se desbocara alborotado por la pronunciada pendiente.
Una vez que la bajada se tornó más mansa el Charlie soltó ambos frenos, la noble máquina (aunque apagada) aceleró impetuosamente, 20, 30, 40, 50, 60, 65 kilómetros por hora. Frente a nosotros, aunque iba en nuestra misma dirección, se acercaba un pequeño pick up Nissan, “¡PARALO y pídele corriente! Me dijo el Charlie, mientras lo rebasábamos a una velocidad 50% superior a la que este llevaba, grite “¡NECESITAMOS CORRIENTE!” haciendo una variedad de señas con las manos, los tripulantes del pequeño pick up solo se nos quedaron mirando con caras de extrañeza mientras los dejábamos atrás. Antes de que nos alcanzara el pick up blanco, ya habíamos parado a un carro que venía en la dirección contraria mismo que amablemente nos compartió de la carga de su acumulador.
Superada esta dificultad, llegamos a la casa y comenzamos a empacar todas las cosas. Ya completos, arriba del carro y dispuestos a partir, nos dice el Charlie “No les he dicho todo...solo nos queda la reserva”, los cuatro al unísono lanzamos un profundo suspiro mientras pensábamos como le haríamos. Afortunadamente encontramos a una amiga de Hermosillo, que nos hizo el gran favor de prestarnos $100.00, con los que aseguramos el boleto de regreso.
En el camino de regreso, nadie hablaba, algunos dormían, otros simplemente veían el camino, en todos nosotros se apreciaba el cansancio, el agotamiento, pero de ese agotamiento bueno, sabroso, del que se disfruta, del que satisface , ese que te queda cuando haces algo que hace mucho querías hacer y cuando lo hiciste quedaste satisfecho, muy satisfecho.
X-Man
www.tremosmtb.org
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