Rodando ...

domingo, octubre 31, 1999

Un pequeño reto, "presa El Molinito"

El hecho de proponerse una meta y alcanzarla, es de gran importancia; Ese llegar a la cima (¿o al HOSPITAL CIMA?) como se dice, nos hace sentir que se puede lograr lo que uno se propone. Este es el caso de un pequeño reto que nos propusimos 6 compañeros consumados mountain bikers.- Sergio Quiroz, Rolando Vélez, Carlos Urquidez, Fernando Mendivil, Francisco Valencia y Oscar Palacios.

El reto era llegar a la Presa "El Molinito", en bicicleta de montaña, saliendo del parque de La Sauceda bastante simple y relajante, pensábamos hacer el recorrido a mas tardar en 3 ó 3 ½ horas. La aventura empieza el día sábado 9 de Octubre, la idea original era reunirnos a las 6:30 de la mañana, para salir a las siete, pero debido a la heterogeneidad del grupo, como siempre, algo pasa y vinimos saliendo como a las 7:30 A.M.

El plan original contemplaba el atravesar la presa por su diámetro y llegar a la Mesa del Seri, pero ¡¡ZAZ!! ¡¡QUE VA TENIENDO AGUA LA PRESA!! Entonces recurrimos al guía de la expedición "¡¡¡Pancho ¿que hacemos?!!!" "Pues no conozco muy bien, pero podemos irnos por la orilla de la presa, hay un camino muy bueno por ahí", así que bajamos por el vaso de la presa y fuimos bordeándola por el camino "BUENO" por la parte sur hasta llegar a la vía del tren a la cual llegamos casi imposibilitados para seguir debido a la cantidad de espinas, rasguños y picaduras de las diferentes especies de insectos ponzoñosos de la región.

Una vez en la vía del tren el Dr. Valencia (el Pancho) dice: " ya casi estamos en la Mesa del Seri, vamonos por arriba de la vía y llegaremos más rápido" después de aproximadamente 18 "rápidos" kms. reacomodamos todos los huesos sueltos de nuestro esqueleto (por los durmientes de la vía), hasta toparnos con el camino a la Mesa del Seri.

La Mesa del Seri era nuestro primer punto en el itinerario. Fue ese momento cuando vimos un letrero que decía que la distancia era de ¡¡¡8 Kms!!! (Yo la verdad ya tenia ganas de regresarme a ver las caricaturas).

El camino estaba pavimentado por lo que fue muy fácil llegar. Ya en la Mesa lo primero que hicimos fue hacer una pequeña parada técnica, que consistió el llegar al primer changarro que viéramos a tomarnos unas sodas y departir amablemente con una turba de mocosos que se arremolinaro alrededor nuestro al ver nuestros extraños atuendos y vehículos (como quiera que sea dejamos buenos amigo ahí, el Churi, el Meño y el Güero-Ruso, por mencionar algunos).

En este momento se oían los comentarios tal ves en serio o a nivel de broma de regresarnos a Hermosillo. Eran apenas las 9:20 de la mañana y llevábamos recorridos aproximadamente 25 kms, entonces empezamos a preguntarle a la gente del pueblo la distancia aproximada al molinito, a lo que nos contestaban con ese acento característico de pueblo.- "No pos' si... todavía les faltan como 15 kms, pero el camino esta muy malo", " ¡Ha! No importa con las bicicletas que tenemos eso es pan comido" fue nuestra respuesta.

Una vez emprendido de nuevo el recorrido, y como a 3 kms de haber salido del pueblo, logramos divisar los cerros que forman la presa, Sergio dice" Ven ahí están los cerros ya faltan como cinco kms", en ese momento tuvimos nuestro primer imprevisto, ya que la bicicleta de Pancho se poncho, entonces tomamos un pequeño descanso obligatorio. En ese momento se empezaba a apreciar un ligero gesto de desesperación en el rostro de Sergio Quiroz (eran aproximadamente las 10:30 horas).

Una vez reparada la bicicleta (¡¡COMO A LAS 11:00 AM!!), Panchito procedió a levantar todo el montón de herramientas, fierritos y piezas que le quitó a su bici, despertamos a Fernando y Oscar (quienes creo que tenían pesadillas) y seguimos nuestro recorrido, pero...esos cinco kilómetros que habíamos pronosticado, cada vez se hacían mas largos, y el sol ya pegaba duro y nuestras reservas de agua ya estaban muy bajas, en la retaguardia del grupo se escucho una voz cavernosa que decía "se me esta cerrando la garganta...si me desmayo... no me vayan a dejar", todos volteamos, era Carlos, venia con los ojos cerrados pero pedaleando a buen ritmo, así que decidimos seguir. Pasamos por un pequeño pueblo llamado San Bartolo (muy cosmopolita, por cierto) pero decidimos no pararnos. Algunos penosos kilómetros más adelante llegamos a un ranchito que estaba a un lado del camino, nos paramos a recargar agua.

No se como nos vería la señora del rancho que nos dijo, "No le hace que desperdicien “l'agua heshense” encima, “mojasen” la cabeza, luego conseguimos más" y ya cuando nos preparábamos a partir salió de un cuartito con una bolsita llena de tacos de queso fresco en tortillas de harina, ambos hechos por ella "delen al mushasho que anda hablando chistoso, no le vaya a dar un baguido" dijo refiriéndose al Carlos.

En ese momento recuerdo que algunos de nosotros ya sentíamos un fuerte dolor en los muslos (Oscar y Pancho), en otros se acentuaba aquel ligero gesto de desesperación que hacia rato había aparecido, pero el caso mas extraño era el de Fernando quién se veía...entero, enterito, gritaba, reía, corría, como ... como ... drogado ..., en fin, pero estábamos dispuestos a cumplir nuestra meta.

Una vez de nuevo en nuestra ruta, el camino comenzó a jugarnos una broma bastante pesada, ya que de tierra firme se convirtió en una pesada pista de arena. Llevábamos aproximadamente 38 kilómetros cuando salimos al río Sonora. En ese punto ya podíamos ver claramente la cortina de la presa, a la que se nos hizo bastante fácil llegar siguiendo a contracorriente el cauce del río. Entonces el paisaje cambio totalmente, ya que de estar viendo mezquites todo el camino, empezamos a ver álamos y agua ... mucha agua.

Al llegar a la orilla del río el impulso natural fue evitar el agua y rodearla con las bicicletas, todos ibamos por la rivera cuando nos sorprendió un ¡¡¡SPLASH...PLUSH, PLUSH, PLUSH, PLUSH!!!, era Fernando, quién o, no vió el agua, o le valio grillo, iva con el agua hasta las rodillas pedaleando, nos paramos a verlo, sorprendidos.

Cuando el agua le llego a la cintura lanzó un grito "¡¡¡UUUUHHHHH!!!" y se dejo caer de lado al agua, nosotros lo veíamos y nos veíamos uno al otro...sorprendidos. Salio del agua se paro y grito "¿DONDE ESTA MI BICICLETA?" "esta abajo del agua Fernando" respondimos al unísono.

Pensamos que independientemente de la locura del Fernando era buena idea darse un chapuzón y fue Sergio quién le siguió, después Carlos (quién ya había abierto los ojos y empezaba a recuperar la voz), después siguieron Oscar y Rolando. Este último tenía escasos 10 minutos en el agua cuando grito "¡¡¡AAAAAAGGGGGG...SANGUIJUELASSS...AAYYY MI PIERNA!!!" "¡¡¡A VER!! dijo Sergio sacando su afilada navaja suiza "no seas güey es una hojita de árbol" dijo decepcionado.

Después de este baño y de tranquilizar a Rolando nos dimos cuenta que teníamos hambre y fue cuando engullimos los susodichos taquitos de queso. El agua estaba deliciosa, la temperatura de esta era bastante fría. Una vez de nuevo en el recorrido por ahí oí comentar a alguien…"Parece increíble que estos paisajes sean de Sonora y estén a 40 kms de Hermosillo".

Había momentos en los que el agua nos llegaba a la cintura, y por fin ahí estaba, la cortina, habíamos llegado a la presa, por lo que la prueba estaba superada, pero todavía existía un pequeño detalle.- ESTABAMOS A LA MITAD DEL CAMINO OOOOOOOH, todavía nos faltaba todo el regreso. "¡Ok! vamos a seguirle" dijo alguien y emprendimos el camino en parte por el agua y donde estaba seco, pues, por ahí.

Una vez que alcanzamos terreno sólido (o semi-sólido pues era pura arena) empezamos a caminar empujando las bicicletas, habíamos caminado como 50 metros cuando el Pancho dice en tono gracioso "¿a que ni saben que? otra vez estoy ponchado" "#$%&%!"!!)/&%&$%%%$%&$$##$#&&" se escucho por ahí.

Aquel ligero gesto de desesperación que había iniciado en el rostro de Sergio durante la primer ponchada era ya una verdadera mueca (pues debería haber recogido a su hijo de casa de su suegra a las 10:00 mas tardar y ahora tenía una bronca con su suegra, su mujer y hasta con su hijo), por lo cual se adelanto sin importarle mucho la cohesión del grupo.

Oscar, Sergio, Carlos y Fernando fueron los primeros en llegar a la casita que esta abajo de la cortina de la presa, al concentrarse el grupo empezaron las preguntas lógicas "¿y el Rolando...y el Pancho?" y como siempre hay alguien que contesta "yo creo que se quedaron arreglando la bici"

"PAAAANNNCCCHHHOOOOOOO ... ROOOLLLAAANNNDDDOOOOOOOO", ... nada "PAAANNNCCCHHHOOOOO" .... "quuueeeeeeee" ... "¿QUUUUEEEE PAAASSSOOOOOOO?" ... "essstttoooyyy arrreeeggglllaaannndddooo laaa llaaannntttaaa" "yaaaaa ennncccooonnntttrrreee unnn hoooyyyooo" ... "BUUUUEEENNNOOO, APPPUUURRRAAATTTEEE".

Para entonces ya eran cerca de las dos de la tarde, después de las 2:15 "PAAANNNCCCHHHOOO, ¿QUUUEEE PAAASSSOOO?"..."yaaa lleeevvvooo 3 hoooyyyooosss" ... a las 2:30 ... "$%&$#"?¡!, PAAANNNCCCHHHOOO" ... "yaaa ennncccooonnntttrrreee otttrrrooo" ... Sergio se revolcaba de la desesperación.

Rolando llego antes que el Panchito y cuando al fin el grupo estuvo reunido decidimos reanudar el camino. A la salida de la presa nos encontramos a Mariano un lugareño como de 11 años en una bicicleta un poco menos sofisticada que las nuestras y le preguntamos "¿para donde esta el Molino de Camou?" a lo que contestó muy concretamente "para allá" dijo moviendo la cabeza hacia un lugar indefinido "haaa" dijo Rolando "y esta muy lejos" ... "no" contesto "ok" dijo Rolando "caminando como cuanto tiempo haces" ... "pos, depende que tan recio camines" contesto Mariano, Carlos y Pancho sujetaron a Rolando para que este no arremetiera contra el mocoso.

Tomamos el camino que nos pareció más apropiado.Después de aproximadamente dos kilómetros de la presa llegamos al Molino de Camou, un pueblito como de 2000 habitantes, detrás de nosotros llegó Mariano, nos rebaso y se metió en la que creo era su casa, le pedimos unos limones y agua (no, no hicimos limonada) y le preguntamos "oye, ¿no hay camión de aquí a Hermosillo?" ... "si" contestó "¿donde lo podemos tomar?" ... "en el llanito" ... "¡¡¡¿¿¿DONDE %&$#/") (?! ESTA EL $%#"&/!?&¡ LLANITO???!!!" dijo Rolando, Sergio Calmo a Rolando y le dijo a Mariano "no te preocupes m'ijo, no le hagas caso ¿nos puedes llevar al llanito?" Mariano dijo "si" y nos llevo.

Acabábamos de llegar al dichosos llanito cuando vimos que se acercaba una nube de polvo, a medida que se acercaba empezó a tomar la forma de un camión urbano, nuestros ojos brillaron con ilusión, empezamos a reír, chocábamos las palmas de las manos unos con otros y gritábamos, no nos pudimos esperar y corrimos a alcanzar al camión.

Al vernos el chofer se paro y le preguntamos "¿cuanto cobra el pasaje a Hermosillo?"..."mmm... $9.00 pero esta prohibido subir bicicletas, no los puedo llevar". Nos quedamos parados tragándonos el polvo que levanto el camión al retirarse, el brillo había desaparecido de nuestros ojos.

A Sergio parecía que se la habían mentado, no hablaba, bueno si hablaba decía "esta de la $%&$#&%"...esta de la #$%$#&! " ya no le hacia el calor, ni el cansancio, ni la sed solo murmuraba “hijuela…que le voy a decir a mi vieja”.

El compacto pero desgastado equipo emprendió el camino a Hermosillo. Aun contábamos con la compañía del extrovertido Mariano y Carlos le pregunto “¿por donde salimos a la carretera?”…”por allá” contestó moviendo la cabeza hacia un lugar indefinido, una vez más, así que elegimos una calle x la cual seguimos por aproximadamente 1 km solo para llegar a un basurero en el cual se acababa el camino. Sergio no hizo ningún comentario simplemente dió la media vuelta e inicio el regreso, cuando lo vimos de frente nos dimos cuenta que su rostro había perdido la expresión.

Al inicio de la calle estaba nuestro amigo Mariano esperando que regresáramos. Panchito grito “oigan…estoy ponchado otra vez”…Sergio rompió en llanto.

Nos paramos en un changarrito a arreglar la llanta del Panchito y aprovechar para tomarnos unas sodas. Cuando Panchito empezó a reparar su bicicleta con su característico estilo, se acerco Sergio “¿PORQUE LE QUITAS ESO?…¡ESO NO SE LE QUITA PANCHO!…A VER ECHA PA’ ACA” dijo jalando la llanta con violencia “Sergio…no la vayas a descomponer…estas muy enojado”. Esta vez arreglamos la llanta como en 10 minutos.

Después de arreglada la llanta buscamos otra calle ya sin preguntarle a nadie y después de aproximadamente dos kms salimos ¡por fin a la carretera! Específicamente en el km 16 (del molinito a San Pedro el Saucito), esos momentos eran de gran desesperación porque era la hora de mas calor (Aproximadamente las tres de la tarde), y estábamos todavía bastante retirados de Hermosillo, el ambiente entre nosotros mismos estaba muy tenso, algunos de nosotros ya estaban muy agotados, y ya no podíamos perder tiempo, entonces decidimos meterle velocidad.

Para no hacer más largo esto todos llegamos a San Pedro, unos antes y otros después, los que llegaron antes estaban trepados en un Pick Up Chevrolet 72’ (más o menos) a las puertas de un hermoso expendio de la tecate y los que llegaron después, pues hicieron que los que estaban trepados se bajaran para reacomodar las bicicletas.

Después de aproximadamente 30 minutos y 4 cahuamas emprendimos el camino a Hermosillo eran cerca de la 4:00 p.m., el brillo había regresado a nuestros ojos, Todos habíamos vuelto a sonreír y bromeábamos, a excepción de…Fernando, ya no reía ni gritaba, su euforia se había esfumado e incluso se le había manifestado una jaqueca terrible, como…en una cruda.

Cansadísimos pero colmados de satisfacción terminamos nuestra gran aventura de ese fin de semana, a la que decíamos en tono de broma que no queríamos volver a ver una bicicleta por lo menos en un mes. Las caras polvorientas y quemadas reían de las cosas chuscas que habíamos vivido, pero todos con la satisfacción de que habíamos cumplido con la meta que nos habíamos propuesto.

Octubre 1999
tremosmtb

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