Un Reto Mas
En realidad nadie tenía muchas ganas de salir ese Sábado, cuando llegué al lugar acostumbrado de reunión Oscar estaba acostado en la banqueta …. dormido … frene despacito para no despertarlo y me senté junto a su bici, a esperar ….
¡¡¡¡¡RRRROOOAARRR…SSHHHRRIIIIIIIII!!!!!! Sonó el carro del Pancho, lo cual por supuesto interrumpió el plácido sueño de Oscar, quién se incorporó sobresaltado … ¡¡¡¿¿¿QUE…QUE…QUIEN???!!! “Calma, calma ya llegó el Pancho” le dije… “Yo creí que ya se habían ido, ya se me hacia que no los encontraba” dijo el Pancho, quién todavía traía la cara hinchada “Es que tuve una pachanga anoche y me desvele ... pero no vengo crudo” aclaró “¿Y el Rolando?” preguntó…“No se” dije “Déjame ver si ya viene” “SSHHRGG …. SSHHRGG … Rolando …Rolando…SSHHRRGG…RRoolaanndoo…..¿me escuchas?” … silencio …. “Rolando … Rolando … do you copy?…SSSHHHRRGGG” nota: ese ruido raro es la estática de los radios… “¿D..n...e..s…tan?” contestó, “aquí donde siempre ... nomás te estamos esperando a ti (como siempre)”…. “v..y por la g.s..l..nera” nota: cabe aclarar que la recepción de los radios no es muy buena… “apúrate porque el Oscar se va a volver a dormir” cinco minutos después apareció Rolando quién no tuvo misericordia y nos despertó a todos sin miramientos.
Una vez todos despiertos y no muy decididos emprendimos el paseo… “¿por donde le damos?”… fue la primera pregunta “pos’ no sé tu dale”…fue la respuesta y el azar nos llevó al cimarrón … o no se si sería un intento del inconsciente por quitarnos la flojera o la confirmación de nuestra obsesión masoquista, la ruta del cimarrón es la ruta mas corta pero la más técnica, más pesada y la más peligrosa, poseedora de la bajada más temida por todos los mountain bikers que frecuentan los cerros del Bachoco (su record conocido es de 4 clavículas fracturadas).
A pesar de nuestro gran entrenamiento y nuestra buena condición física las paradas fueron frecuentes…. - ¿¡¡Como Pancho no te has ponchado!!??- fue el tema que se tocó en la primera parada (300 mts. Después de haber empezado la ruta) “ no” contestó “es que le puse una chutama antiponchaduras a la cámara” … “-¡¡¡ALELUYA!!!” dijimos todos al unísono. Seguimos por el camino a duras penas, la pista estaba hecha pedazos, hacia mucho tiempo que no se le daba mantenimiento lo cual hacia más penoso nuestro avance.
Después de unas subidas que nos tronaron el hígado se efectuó la segunda parada “Oye pancho, ¿quién fue a la fiesta de anoche?” fue como empezó la conversación del segundo receso “¡¡AAAHHHH!!…Pos’ ya saben quién” dijo …” “¡¡¡NOOOO!!” dijimos todos… ”Y….¿cómo se veía?” … “pos’ muy bien” contestó y después se suscitaron varios comentarios que omitimos en este artículo por ser muy explícitos y de contenido no apto para todo público.
Posteriormente a las subidas, empezaron las bajadas (¿apoco?) todos bajamos bien y el ánimo se empezaba a sentir más competitivo cuando….¡¡SAZ!!…la bajada del cimarrón …el que llegó primero les grito a los demás “mejor párense que está muy fea” (esta bajada tiene una longitud aproximada de 30 metros con un ángulo de 45°, llena de piedras sueltas del tamaño de un melón….chico, escalones de piedra maciza y arena al final), cabe aclarar que no nos dio miedo, pero el Sergio no traía su bicicleta de doble suspensión, el Oscar perdió la concentración cuando freno el Sergio, el Rolando dijo “yo si la bajo pero ahorita no tengo ganas” y el Pancho, pos’ andaba desvelado, todos bajamos a pié y nos sentamos en el primer arbolito que vimos…repasando una y otra vez los comentarios suscitados en la segunda parada.
Cuando el tema anterior se agotó empezamos a buscar diversos temas como pretexto para no continuar pedaleando…en esa desesperada búsqueda el Pancho pregunto “¿quién sabe donde se estrello el avión de Mc Donald´s?” (hace como 8 años en una madrugada fría, con neblina y lluvia, se estrelló un avión en el que venían algunos ejecutivos de esta empresa a hacer las negociaciones para establecer esa franquicia en nuestra ciudad). “Mi compadre dice que se estrelló en este cerro” dijo Sergio señalando el cerro más alto de la pequeña sierra del Bachoco, “hay que ir a buscarlo” dijo alguien “a mí me dijeron que esta como a 100 metros del ojo de agua” dijo Rolando JA-JA-JA-JA reímos todos al unísono en el área no se veía una mendiga verdolaga verde y el Rolando nos decía que había un ojo de agua “¿qué no saben que quiere decir Bachoco?” pregunto “no sé, ¿algo de pollo?” dijo el Pancho “ ¡¡No cawn’ !! Quiere decir agua amarga…o agua sucia o…una madre así” dijo Rolando “además me dijeron que había pinturas rupestres” agregó…… “¡¡¡¡JUA-JUA-JA-JA-JA-JA-JA!!!!!!” nunca hubiera dicho eso el Pancho casi se desmaya del ataque de risa que le dio, después de que logramos controlar las involuntarias contracciones provocadas por la risa, alguien dijo “jaja…no ya fuera de onda…jajaja…si deberíamos de ir…jijiji…jajaja …¿cuándo vamos?”… “pos’ vamos pasado mañana, que es puente”… “¿que no íbamos a ir a la cueva de santa Martha?”… “no, a la cueva vamos después, vamos a buscar el avión antes de que haga más calor” … “si, me parece buena idea”.
(1° de mayo del 2000)
El primero en llegar al lugar de la cita fue el Pancho, después llegaron Oscar y Rolando, el último en salir fue Sergio…y eso que el punto de reunión era su casa. El atuendo de la mayoría estaba conformado por una camiseta de algodón (tipo t-shirt), un pantalón de mezclilla, zapatos de montaña, bastante agua y un buen lonche (o como dicen nuestros primos lunch), pero cuando salió Sergio todos quedaron boquiabiertos … vestía un pantalón verde camuflajeado …lleno de bolsas, un cinturón ancho del cual colgaba un cuchillo de cacería….casi como el de Rambo, en el cual traía una brújula lensática , unas madrolas para hacer lumbre incluso cuando este lloviendo, un micro equipo de pesca, una micro piedra de afilar con capacidad para afilar un machete oaxaqueño … entre otras curiosidades, enseguida de este maravilloso cuchillo llevaba una navaja suiza, en la cabeza llevaba atado un pañuelo con el camuflaje que usaron los gringos en la guerra del golfo y unos lentes oakley (bueno…una buena imitación, pues), “¡¡¡pos’ a donde vas!!!” le dijeron todos … “es que así me vestía cuando iba de cacería”… “-¡¡¡pos si wey, pero nos va a agarrar la policía o peor aún ….la judicial!!!”…. “no se preocupen no hay pex” dijo. Otro sujeto que llamaba la atención era Oscar y no por su atuendo, sino porque portaba una mochila como de un metro de alto por 50 de ancho, la cual nunca supimos de que estaba llena, pero si traía un mapa topográfico de toda la región y …también una brújula (se ve que le agarramos miedo a las perdidas ¿no?).
“Bueno, pues … vámonos” y emprendimos La jornada. Llegamos a las faldas de la pequeña cordillera que teníamos que escalar estacionamos el carro y empezamos a subir, primero un cerrito, después otro no tan chiquito y después otro más grande que el anterior, íbamos a muy buen paso, estábamos subiendo por el flanco oeste del cerro y era muy temprano por consecuencia nos protegía la fresca sombra del inmenso cerro, “¡uta mais esto está bien pelada!”… “si se me hace que nos vamos a quedar con ganas … nos la vamos a aventar bien rápido” eran los comentarios que se oían en el grupo, de repente Oscar, quién iba al frente grito “¡ EN LA MAD…UNA VIBORA”! al mismo tiempo que lo veíamos ejecutar una acrobacia como las que se ven en las películas de Bruce Lee o Jackie Chan “¿DÓNDE?” preguntamos mientras evitábamos movernos “ahí va, ahí va la cab…” y si en efecto la pobre vibora iba despavorida igual de asustada en sentido contrario a nosotros, después de recobrar la compostura proseguimos nuestra travesía.
Nadie había tomado agua, nadie quería descansar y todos íbamos muy contentos. Después de aproximadamente una hora de subir y subir llegamos a la cima de la parte más alta del Cerro (en ese momento Sergio se quitó el pañuelo de tormenta del desierto y sacó de una de sus múltiples bolsas una bandana con camuflage como el que se usó al principio de la guerra de Viet-Nam y se la amarró en la cabeza. Nota bandana es como un pañuelo grande).
Al Sur veíamos el valle donde esta asentada la Ciudad de Hermosillo, al Norte la continuación de la cordillera que se perdía en el horizonte, al Este otro gran valle limitado en la distancia por una sierra aun más alta y al Oeste… al Oeste…no se, nunca volteamos para allá. En esa hora subimos aproximadamente de 260 a 600 mts. Sobre el nivel del mar, ahora solo nos faltaba empezar a bajar del otro lado y empezar a localizar la punta con la que de acuerdo a nuestros cáculos se había estrellado el avión. Nos sentamos en un montón de piedras y empezamos a disfrutar el paisaje y a hacer conjeturas sobre cual sería el mejor lugar para bajar.
De repente el Pancho gritó “¡MIREN…AHÍ HAY UNA BANDERA!, eso quiere decir que…alguien estuvo aquí antes que nosotros”, dijo en tono pensativo, todos, menos el Pancho, nos volteamos a ver en silencio, pero si, en efecto abajo hacia el Noreste se veía un cerrito coronado con una bandera blanca “probablemente ahí se encuentre el accidente” comentamos y comenzamos el descenso, un poco accidentado por cierto, pues la pendiente estaba demasiado empinada y llena de piedras sueltas, por suerte nadie se cayó, ni el Rolando, quién no hay salida que no caiga sentado en un sibiri (cactáceas espinosa muy parecida a la cholla). Cuando llegamos al lugar nos dimos cuenta de que no se encontraban ningunos restos del famoso avión y de que la bandera decía TELMEX , “hay que ponerle BANAMEX” dijo el Pancho, tratamos de disuadirlo y empezamos a observar las puntas de los cerros que ahora nos quedaban hacia el Oeste, tratando de localizar algún indicio del accidente.
El solecito empezaba a calentar, ya no estábamos al cobijo de la bondadosa sombra del cerro y aprovechamos la parada para tomar un poco de agua, un poco de alimento y Oscar sacó su detallado mapa de la región, el cual tenía más datos y símbolos que el calendario Azteca y su brújula lensática, todos los veíamos en silencio, pensamos “ no, este cawn’ a sido scout toda su vida seguramente con esa brújula y el mapa nos va a dar nuestra posición mejor que un GPS (Global Positionig System)” y Rolando fue el que rompió el silencio “hasta que voy a aprender como se usa una brújula, a ver Oscar ¿como se usa eso?” Oscar dijo “¡sepa la ch…pero no creo que sea muy difícil, he visto que en las películas las ponen así…” dijo mientras trataba de equilibrar la mendiga brújula sobre el mapa y a su vez sobre una piedra mientras al mismo tiempo se comía un plátano. Dejamos de prestarle atención a Oscar quién seguía muy ocupado haciendo maniobras con la brújula, el mapa y … el plátano.
Seguimos bajando hasta el cañón que nacía como resultado de la unión de las faldas de los varios cerros que formaban la sierrita, en la bajada Rolando nos dijo “yo me voy a ir por este otro lado y a ver quien llega más rápido a aquellas piedras blancas” y se perdió entre la maleza, Oscar y Sergio siguieron hacia Suroeste y el Pancho permaneció parado viendo como se alejaban, Rolando por un lado y Oscar y Sergio por el otro, mientras dudaba “con quién me voy…con quién me voy” y por fin decidió “por este lado van más” mientras enfilaba hacia el camino que habían tomado Oscar y Sergio y murmuraba al mismo tiempo “así las posibilidades de sobrevivir son mayores” . Con la intención de llegar primero y de ganarle a Rolando el grupo de tres salieron en friega pero el ritmo no les duró mucho, pues al llegar al cauce de un arroyo Sergio se estampo con un nopal y se llenó de alguates (pequeñas espinitas que tienen…pues, los nopales) el brazo derecho y parte del hombro, después de 10 minutos aproximadamente, Oscar terminaba de sacarle la última espina a Sergio y el grupo continuó la marcha.
5 minutos después llegamos al montón de rocas blancas, pero…no estaba Rolando… “Rolando…SSHHRRGG…¿me escuchas?” le llamó Sergio “¿qué pasó wey ontas’?” contestó “pos’ en las piedras blancas”… “ ¡a cawn’…yo también”… “ apaga el radio y gritame” le dijo Sergio “AAAAAAQUUIIIIII ESSSSSTOYYYYY” se oyó en la distancia, Oscar y Sergio se subieron a la parte más alta de las famosas piedras blancas para ver si veían a Rolando, hacia el Este como a 300 mts. Vimos que en OTRO montón de piedras blancas “PRENNNDEEE EL RADIOOOO” le grito Sergio “Sergio…¿me escuchas? SSHHHRRGGG” … “si, vente para acá”… “no, ustedes vénganse para acá” … “no, tu” … “no ustedes” … después de discutir como media hora quién se iba a donde, decidimos encontrarnos en el punto medio y continuar el camino hacia el fin del cañón.
El sol estaba cada vez más inmisericorde, ya no se veía el mismo entusiasmo con el que empezamos en aquellas caras, había tramos en los que caminábamos en silencio y precisamente fue en uno de esos cuando la voz de Rolando rompió el silencio y a todo pulmón y con tono militar empezó a cantar “¡¡I DONT KNOW BUT I´VE BEEN TOLD… THAT ESQUIMO PUSSY IS MIGHTY COLD!! … THIS IS MY WEAPON THIS IS MY GUN …THIS IS FOR FIGHTING AND THIS IS FOR FUN” repitiendo las frases una y otra vez y tocándose diferentes partes del cuerpo, pensamos que era con el ánimo de inspirarnos a seguir adelante, pero pienso que más bien eran los efectos del choque de calor que en ese momento estaba sufriendo, el agua que al inicio era un delicioso fluido abundante y frío por la gran cantidad de hielo que habíamos puesto en las cantimploras, era ahora un escaso caldo con sabor a plástico.
Continuamos caminando, la verdad ya se nos había olvidado a que habíamos ido ¡EL CALOR ESTABA DE LA FREGADA! Sergio ya no traía su bandana en la cabeza ahora se había puesto un sombrero camuflajeado de tela (tipo fuerzas especiales).
Llegamos hasta un arroyito que subía por el nacimiento del cañón y lo seguimos, a parte de la sed el hambre se había empezado a manifestar … “¿Pancho en caso de que te murieras…nos das chanza de que te comamos?” dijo Oscar, quién creo que había visto la película de los sobrevivientes de los Andes, el Pancho, que es moreno se puso blanco… “¡NO WEY!, tas´ loco me tiene que enterrar completo” … “Andale Pancho, nomas’ un pedacito” … “¡NO ni mais!” y en eso estaban cuando…alguien grito “¡AHÍ ESTA!” … “¿EL AVION? ¿DÓNDE?”… “ No cawn’…¡EL OJO DE AGUA!” … “¿¿¡¡DONDE!!??”… “Ahí, en frente”, en efecto como a 5 metros de nosotros se encontraba un manantial en donde se apreciaba claramente como el agua brotaba de una fina ranura en las rocas, el agua que brotaba lejos de ser un gran caudal era un triste hilito de agua que casi no se veía debido a la gran cantidad de abejas que se apretujaban unas contra otras tratando de saciar su sed en aquel precario oasis. El hilo de agua llenaba un depósito natural que la erosión había hecho en la piedra y este contenía gran cantidad e agua, solo que la higiene, pureza y sobre todo olor dejaban mucho que desear, pero en fin ¡ahí estaba! ¡¡¡Rolando tenía razón!!!
Los ánimos se renovaron y hubo comentarios y risas “Yo siempre creí en el Rolando” dijo alguien “Si…después de todo no es tan despistado” . Empezamos a explorar el lugar el cual estaba rodeado de grandes rocas de una sola pieza y no bien habíamos salido de la sorpresa cuando Rolando grito “¡¡¡LAS PINTURAS…AQUÍ ESTAN LAS PINTURAS!!!” salimos en friega y vimos que Rolando estaba arriba de una roca la cual era la entrada de una cueva y ¡EN EFECTO! En la entrada de la caverna de apreciaban aunque un poco borrados por le paso del tiempo algunos caracteres y figuras grabadas en un pigmento negro.
Por supuesto que no faltó la pregunta “¿qué querrá decir?” … “mira … Pancho …” dijo Oscar “ mmmmm…el… el que … entre…en esta cueva… está …está…condenado a …a…a…morir” ¡¡¡SOCK!!! Se oyó dentro de la cueva seguido de una exclamación “¡¡¡HIJUESU…!”$#%/&&@@!!!…No manches ¿eso dice? ¿cómo sabes? Heeee es puro pex tuyo ¿Verda’?” dijo Sergio quién salió despavorido de la cueva sobandose la cabeza, este momento hizo que todos nos olvidáramos por un momento del calorón, la sed y el hambre.
Estuvimos explorando el área por aproximadamente media hora, subiendo y bajando piedras buscando restos de la antigua civilización que supusimos vivió ahí, pero…no encontramos nada “que weyes ¿no? … como se les ocurrió vivir aquí estando tan cerquita de Hermosillo” comentó alguien.
Eran aproximadamente las 11:30 de la mañana, llevábamos aproximadamente 4 horas de caminar entre cerros y Sergio comentó “saben que hay que apretar el paso para que no nos agarre el calor de mediodía de este lado del cerro” y comenzamos nuevamente a subir, aunque esta vez no escalaríamos por la parte más alta si era un buen tramo el que nos faltaba de subida y eso aunado a la sed y el calor complicaba geométricamente la tarea. Como a las 12:00 estábamos llegando a la cima desde ahí podíamos ver la ciudad de Hermosillo en todo su esplendor , muy lejos todavía pero ya se veía. El sol estaba en su cenit (o sea en mero en medio) y tratamos de guarecernos en la escasa sombra de un sahuaro para descansar un poco y comer.
Oscar empezó a escarbar en su mochilota y sacó algunas frutas y unos deliciosos tacos, Sergio y Rolando sacaron pizza de peperoni de las bolsas de sus pantalones y el Pancho… Pancho no saco nada porque no llevó lonche. Comimos semi amontonados tratando de aprovechar al máximo la precaria sombra del austero sahuaro. Después de la comida tratamos de descansar un poco, pero la posición de nuestros contorsionados cuerpos, que trataban de aprovechar la sombra, no nos lo permitió por completo. Por fin alguien se animó y dijo “Ok mejor ya vámonos ya va a ser la 1:00 y tengo que recoger al Iván y ahora no quiero que me vaya como me fue el otro día…mi suegra ya se contentó”, nos levantamos, nos estiramos y nos preparamos a continuar, caminamos unos cuantos metros y cuando vimos lo que había mas adelante ¡¡NOS QUISIMOS MORIR!! Detrás de unas piedras (las cuales nos obstruían la visibilidad desde donde estábamos) ¡¡se encontraba un mezquite del tamaño del mundo con una sombra como de 20 metros cuadrados!! En la sombra había piedras las cuales podrían haber hecho perfectamente las veces de banquitos y mesas y no había espinas en el suelo, vimos en silencio aquel espectáculo por unos momentos y sin cruzar palabra continuamos nuestro camino.
La bajada fue mucho más rápida, Rolando demostró mucho mayor condición a pié que en la bici, pues fue el primero en llegar al carro, Sergio y Oscar traían las rodillas hechas pedazos y el pancho tenía mucha sed.
Cuándo llegamos al carro Rolando ya estaba sentado en la sombra, el Oscar comentó “¡miren que bien todavía me sobro un litro de agua!” al Pancho le quiso dar el soponcio y le arrebató el agua y se la tomó toda. Después que el Pancho sacio su sed rápidamente nos subimos al pick up (todos en la cabina, una manada completa de leones no olía más feo que nosotros) y emprendimos el regreso a nuestra ciudad, no encontramos el avión pero si encontramos el ojo de agua y las pinturas rupestres, en el camino ya íbamos planeando la próxima salida …la cueva de Santa Martha.
mayo 2000
tremosmtb
1 comentario:
Hola me gusto tu historia solo que no supe ubicarme bien por donde andaban espero puedas decirme para ir conocer el dichoso mojo de agua y la cueva y tomarle algunas fotos espero que disfruten de la expedicion ala cueva de santa martha tengan cuidado. por favor luego me dices en que parte que gracias
Publicar un comentario